El problema persiste, las soluciones cambian
Enrique tiene una gran idea que piensa que puede revolucionar el mercado: vender seguros para mascotas. Empieza a pensarla y a preguntarle a sus conocidos si algo así podría interesarles y se emociona cuando cree que está descubriendo una idea millonaria. Pero, como no sabe exactamente cómo implementarla, va con su consultor para que lo oriente.
Enamórate de un problema, no de la solución
El empresario Sernos le cuenta su idea a su consultor, pero este le pregunta qué tiene que ver con su empresa.
—Pues en realidad nada, pero creo que es una buena idea.
—¿Y quién necesita ese servicio?
—Pues yo digo que los que tienen mascotas, ¿no?
El consultor de Enrique le hace notar que las grandes ideas no son las más nuevas, sino las que resuelven mejor un problema que mucha gente tiene. Pero ¿cómo saberlo?
Pregúntale al usuario, escucha lo que necesita
Enrique sale de su consultoría con más claridad sobre su idea: quizá sea buena, pero necesita entender si es un problema del mercado o no. Y, sobre todo, si su modelo de negocio está orientado a ese público.
Pero Enrique no se desanima porque, como en toda consultoría, al final se queda con las ideas más claras sobre qué hacer para que su producto sea exitoso.
En primer lugar, ahora sabe que tiene que orientar sus decisiones en función de sus usuarios y su mercado: entender qué problemas tienen que él con su servicio puede resolver mejor que nadie. Luego, reconoce que necesita pensar con qué producto o servicio puede hacer frente a ese problema del modo más eficiente y que impacte a más personas; es decir que tiene que ser un producto valioso y de alta calidad. Además, reconoce que necesita un plan integral de lanzamiento del producto o servicio una vez que lo tenga; no puede simplemente hacer el producto y lanzarlo al mercado. Ya que lance su producto, Enrique sabe que es fundamental usar la retroalimentación del cliente para personalizarlo. Finalmente, ahora entiende que debe integrar una buena estrategia de marketing y dar seguimiento luego de la venta para garantizar que la experiencia del usuario sea la mejor.
Pero, ¿y si todo falla?
Nada es a prueba de errores. Aprende a fallar rápido y con costes bajos para corregir y llegar hasta el mercado que te propones. ¿No sabes cómo fallar de forma inteligente? Haz una cita hoy con nuestros consultores y, como Enrique, descubre el potencial de tu empresa.