¿cómo proteger mi empresa?
A Enrique le preocupa muchísimo que la información de su página de internet pueda terminar en manos de una persona que pueda hacerle daño a su empresa de algún modo. No es el único en su empresa: varios de sus colaboradores le han contado que algún hacker les ha quitado alguna cuenta o que les han robado sus datos bancarios a través del phishing.
Un poco presa del pánico, el empresario Sernos cambia todas las contraseñas de sus cuentas más importantes, tritura el post-it en el que tenía las viejas y deja en uno nuevo sus contraseñas actualizadas (para que no se le vayan a olvidar) y las guarda en su oficina, donde imagina que están seguras. Se queda de todos modos con incertidumbre y por eso va con su consultor para saber qué más podría hacer (porque además se acuerda de que este fue uno de los puntos más bajos que salió en su assessment).
El enemigo podría estar en casa
Enrique le cuenta sus preocupaciones a su consultor. Juntos vuelven a los resultados con los que han estado trabajando y piensan juntos cuál es el siguiente paso. Pero Enrique está un poco agitado y no logra concentrarse. Su consultor le pregunta qué pasa y el empresario Sernos le comienza a contar lo que le dijo su colaborador, le cuenta que le dan miedo los hackers y que no sabría por qué alguien querría meterse con él, pero que está seguro de que no quiere arriesgarse.
Su “guru” le cuenta que muchas veces los ataques cibernéticos provienen de personas que trabajan o han trabajado en la empresa (además de los competidores o los mis hackers). Enrique se pone un poco nervioso y su consultor lo nota. No te preocupes, Enrique, le dice, ni que dejaras tus contraseñas en un post-it a la vista de cualquiera. El empresario Sernos se afloja la corbata, se desabrocha el último botón de la camisa, dice que sí, pero ya quiere irse a destruir el post-it. Luego se da cuenta de que no sabe qué hacer y confiesa que sí. Su consultor no lo regaña, al contrario, señala que es muy bueno que haya salido a tema ahora, porque es un error común.
Enrique le pregunta entonces dónde debería guardar sus contraseñas y su “guru” lo orienta sobre las diferentes opciones que ofrecen los navegadores para tener factores de doble autenticación, guardar las contraseñas y no repetirlas. Aunque Enrique no entiende de primera mano cómo es más seguro tener todas las contraseñas en la computadora a la que podrían entrar en lugar de en otro sitio, como siempre confía en su “guru”, porque al final logra entenderle perfectamente y puede aplicar sus propuestas de solución.
La mejor solución es evitar el problema
Al revisar las medidas de seguridad de la empresa, su consultor le hace notar a Enrique que en la parte física está prácticamente blindado, porque tiene contingencias y planes frente a posibles problemas. Aprovecha que visitan la empresa juntos para hablarle de cómo esto mismo debería aplicar a sus información y sus datos: el mejor blindaje está en la prevención.
Cuando le pregunta cómo hacen para respaldar sus datos, Enrique se vuelve a aflojar la corbata y comienza a sudar. Preocupado le pregunta, ¿cómo que respaldar? Su consultor lo tranquiliza y le dice que para eso está. Quedan de hacer una cita para trabajarlo juntos.
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